Hasta el cuarenta de mayo, no te
quites el sayo
Esto dice nuestro refranero, y cuánta
razón tiene. Después de unos días de sol, otra vez hemos tenido que buscar el
abrigo y jersey de cuello alto.
Pero, al mal tiempo…buena cara. Además
después de tanta fiesta, no es nada difícil tener una cara de alegría por
vernos otra vez y retomar el ritmo en el Colegio.
Como cada año, cuando sonaban los
tambores de San Prudencio, hemos ido entrando en la fiesta de San José Obrero.
Una festividad que también tiene mucho que ver con nuestro Colegio. Aunque se
centra en una de las cualidades y
virtudes (el trabajo) del carpintero, nos recuerda un perfil importante para todos.
La festividad del día uno de mayo, nos “enreda” por la justicia, y nos hace mirar los derechos y los deberes en el mundo del trabajo.
Desde el Colegio nos acordamos de
todas las personas que están en el paro. Recordamos especialmente a las
familias que no cobran un salario digno
y aquellos que tienen malas condiciones laborales. Y en este recuerdo,
valoramos lo importante que es tener un trabajo digno, que nos permita
realizarnos como personas y generar un
mundo mejor.
Solemos decir que vale más un
ejemplo que cien sermones. Vicente de Paúl habló en diversas ocasiones ante las
personas de dentro y de fuera de su comunidad sobre el trabajo. Pero sus
palabras caminaban a una con su ejemplo personal. Fue un hombre entregado al
trabajo: “amemos a Dios, hermanos míos, amemos a Dios,
pero que sea a costa de nuestros brazos”. En su agenda no quedaban
lugares en blanco.
Así que MANOS A LA OBRA.
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