jueves, 20 de abril de 2017


Desde Kristau Eskola, llevamos meses trabajando en el tema de la "segregación escolar". Analizando el como atajarla y buscando como llegar a los alumnos de familias más necesitadas.
Sabemos que los medios son importantes y por ello pedimos  la implicación de las instituciones y de todo el que nos quiera respaldar en nuestra apuesta por los niños más desfavorecidos y necesitados.
Compartimos el articulo de opinión que resume todo nuestro trabajo y que, en estos días, está saliendo en prensa.





Estamos en Pascua. 
Desde el Colegio os deseamos a todos una INTENSA Y PROFUNDA PASCUA. 
¡ES UN GRAN REGALO PODER VIVIR CON FUERZA ESTOS DIAS!
JESUS SE HA HECHO VIDA, NOS HA DEJADO CLARO QUE DIOS NOS QUIERE LLENOS DE VIDA Y QUE NOS NECESITA...
Que mejor manera de poder pensar en lo que PASCUA implica para todos nosotros que esta carta de un compañero.
DISFRUTADLA Y LO DICHO: FELIZ PASCUA
 


 Laredo a,01 de marzo de 2017
Carta abierta al profesorado vicenciano.

Para toda la Familia Vicenciana es una alegría celebrar los 400 años de nuestro carisma; un legado que Vicente de Paúl nos dejó y que sirve para llevar palabras de consuelo a los necesitados en los cinco continentes. Las Hermanas y los Padres Paúles han sido, y siguen siendo, elementos claves para la continuidad del carisma vicenciano; pero debemos reconocer que las circunstancias actuales, motivadas principalmente por la falta de vocaciones, hace que los laicos tengamos la obligación y el deber de hacer efectiva y afectiva esa misión compartida que debe caracterizar a toda comunidad de fe. Los laicos, y en este caso de forma especial el profesorado vicenciano, debe asumir esa responsabilidad; la responsabilidad de dar a conocer el carisma, que el Espíritu dio a Vicente de Paul, y del que surge esa espiritualidad vicenciana que emana directamente de la Palabra.

Pero, como siempre ocurre, no se puede anunciar aquello que no se conoce, aquello que no se vive. Por eso la primera pregunta que debiéramos hacernos es, ¿cómo vivo en mi día a día esa espiritualidad que he recibido de Vicente de Paúl?

Los profesores vicencianos estamos recibiendo, especialmente en aquellos centros donde la dirección recae en los laicos, el testigo de dar continuidad a la obra heredada. Por este motivo es importante no caer en errores graves de concepto, teniendo visiones solamente humanistas; ni debemos pensar que el hilo conductor de nuestra espiritualidad vicenciana está sustentado sólo en la “solidaridad humana”. Nuestra espiritualidad emana de las raíces más profundas de la Palabra, encontrando tres pilares básicos sobre los que se fundamenta:

1. Creencia plena en Dios Padre Misericordioso, haciendo propias las palabras sobre el mandamiento único del que nos habla el evangelista Mateo (Mt 23, 37¬40): -“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el primer mandamiento y el más importante. El segundo es semejante a éste: Amarás al prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se basa toda la ley y los profetas.”

2. Seguimiento pleno a Jesús y su Evangelio
a. haciendo realidad esa buena noticia que nos presenta en Mateo (Mt 25, 34¬46): “Venid benditos de mi Padre, tomad posesión del reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me alojasteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y fuisteis a verme….”
b. sabiendo que Jesús es nuestro descanso (Mt 11, 28-30): “Venid a mí todos los que estáis fatigados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy sencillo y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras vidas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera”;
c. y viendo en Jesús el camino, la verdad y la vida que nos conducen al Padre, como nos dice el evangelio de Juan en el capítulo 14 versículos del 6 al 7: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie puede llegar hasta el Padre sino por mí. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre”.

3. Urgencia por servir al necesitado, tanto en lo material como en lo espiritual; tal y como queda reflejado en los lemas de la Congregación de la Misión “Evangelizare pauperibus misit me” (El Señor me ha enviado para servir a los pobres. Lc. 4,18) y en el de las Hijas de la Caridad “Charitas Cristi urget nos” (La caridad de Cristo crucificado nos apremia. 2Cor. 5,14).

Estos tres pilares de actuación de vida deben desarrollar nuestra vocación misionera, desde la convicción de que sirviendo y evangelizando al necesitado estamos sirviendo y dando gloria a Dios Padre. Después de toda lectura reflexiva, formación pastoral o encuentro de oración, uno debe ponerse un compromiso. Desde mi humilde experiencia, os comparto algunas preguntas para reflexionar y de las que podamos sacar algún compromiso que nos ayude a consolidar nuestra espiritualidad vicentina:

1. ¿Leo y estudio la Biblia, de forma habitual, tratando de que sea un referente de actuación en mi vida? 2. ¿Vivo mi fe y doy testimonio de ella? 3. ¿Realizo un compromiso activo por la justicia social y el servicio al necesitado? 4. ¿Me siento identificado y comprometido con los valores de nuestro carisma vicenciano?

Este tiempo puede ser un buen momento para pararnos en nuestro activismo diario y analizar cuál es nuestra relación con Dios y cómo realizamos la misión que Él nos encomienda.

José Manuel Rincón. Profesor laico vicenciano y miembro de Misevi España. 
Colegio San Vicente de Paúl. Laredo. Cantabria. 
auladejosemanuel.blogspot.es